Las células procariotas son pequeñas y
menos complejas que las eucariotas. Contienen ribosomas pero carecen de sistemas de endomembranas
(esto es, orgánulos delimitados por membranas biológicas, como
puede ser el núcleo celular). Por ello
poseen el material genético en el citosol. Sin embargo, existen excepciones:
algunas bacterias fotosintéticas poseen sistemas de membranas internos. También en el Filo Planctomycetes existen organismos como Pirellula que
rodean su material genético mediante una membrana intracitoplasmática y Gemmata
obscuriglobus que lo rodea con doble membrana. Esta última
posee además otros compartimentos internos de membrana, posiblemente conectados
con la membrana externa del nucleoide y con la membrana nuclear, que no posee
peptidoglucano.
Por lo general podría decirse que los
procariotas carecen de citoesqueleto. Sin embargo se ha observado que algunas
bacterias, como Bacillus subtilis, poseen proteínas tales como MreB y
mbl que actúan de un modo similar a la actina
y son importantes en la morfología celular. Fusinita van den Ent, en Nature,
va más allá, afirmando que los citoesqueletos de actina
y tubulina tienen origen procariótico.
Las células eucariotas
Las células eucariotas son el exponente de la
complejidad celular actual. Presentan una estructura básica relativamente estable
caracterizada por la presencia de distintos tipos de orgánulos intracitoplasmáticos especializados, entre los
cuales destaca el núcleo, que alberga el
material genético. Especialmente en los organismos pluricelulares, las células
pueden alcanzar un alto grado de especialización. Dicha especialización o
diferenciación es tal que, en algunos casos, compromete la propia viabilidad
del tipo celular en aislamiento. Así, por ejemplo, las neuronas dependen para su supervivencia de las células gliales. Por otro lado, la estructura de la célula varía dependiendo
de la situación taxonómica del ser vivo: de este modo, las células
vegetales difieren de las animales, así como de las de los hongos.
Por ejemplo, las células animales carecen de pared celular, son muy variables,
no tiene plastos, puede tener vacuolas pero no son muy grandes y presentan centríolos (que son agregados de microtúbulos cilíndricos que contribuyen a la formación de los
cilios y los flagelos y facilitan la división celular). Las
células de los vegetales, por su lado, presentan una pared celular compuesta
principalmente de celulosa), disponen de plastos como cloroplastos (orgánulo capaz de realizar la fotosíntesis), cromoplastos (orgánulos que acumulan pigmentos) o leucoplastos (orgánulos que acumulan el almidón fabricado en
la fotosíntesis), poseen vacuolas de gran tamaño que acumulan
sustancias de reserva o de desecho producidas por la célula y finalmente
cuentan también con plasmodesmos, que son conexiones
citoplasmáticas que permiten la circulación directa de las sustancias del
citoplasma de una célula a otra, con continuidad de sus membranas plasmáticas.
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